14. La fiesta de Esther

Después de algunas llamadas estaba todo ya coordinado, reserva hecha para fin de semana largo de puente en una casa rural a quince minutos de la ciudad, la idea era ir el viernes, fiesta el sábado, domingo relax y regresar el lunes por la tarde al ser festivo. Las personas que vendrían a la fiesta solo estarían el sábado regresando después de la fiesta, nosotros nos quedábamos las dos noches y para la ocasión se apuntó mi amiga Ainhoa que se guardaba unos días de fiesta.
Faltaban solo tres días, las seis de la tarde y en mi teléfono sonó tono de mensaje. Esther había llegado a mi casa y me esperaba en el coche. Habíamos quedado para encargarnos de la compra de todo lo que necesitaríamos para ese fin de semana, Santi trabajaba en turno de tarde y no pudo acompañarnos, hacía algo más de tres meses que nos conocíamos y varios encuentros calientes entre nosotros. Pasamos por el Hipermercado donde compramos bebida suficiente, unos canapés ya preparados para la fiesta y algo de comida para nosotros poder comer y cenar allí esos días.
Con todo ya comprado lo llevamos al apartamento de Santi, Esther sacó dos cervezas de la nevera y nos sentamos en el sofá, estaba super emocionada con lo que acontecía así que no dejaba de hablar sobre el tema, que hago, si pasa esto?, y si..
¡Tranquila Esther, no te pongas nerviosa y déjate llevar en el momento! Comenté porque no paraba de estresarse y estaba como una moto.
…¿Sabes qué?… ¡Te voy a mostrar lo que me compre para la fiesta!
Se levantó y fue para una de las habitaciones, era un puro nervio. Yo mientras esperaba respondía a mensajes que me habían llegado esa tarde.
Al cabo de un rato regresaba con un vestido de noche de color violeta ajustado a media pierna con escote y espalda abierta, estaba super sexy dando un giro sobre ella me lo mostraba muy emocionada.
…¿Te gusta?
¡Perfecto! ¡Vas a estar rompedora!
…¡Pues lo que guardo no se queda atrás!
Dejó caer el vestido quedándose solo con una tanguita de encaje del mismo color violeta y sin sujetador. Con una postura sexy agresiva me comentó…
…¿Te gusta mi tanguita? ¡Lleva sorpresa!.. ¡Abierto en la entrepierna y por detrás!
Con los dedos separaba para que viera cómo se abría la tanguita mostrando su coñito rosita depilado.
¡No me hagas esto Esther!.. ¡Estas muy rica y sabes que me pones a mil!
…¡Eso tiene solución!.. ¡De paso me tranquiliza más que un tranxilium!
Se puso de rodillas frente a mí que permanecía sentado y me desabrocho el pantalón, liberando mi polla que ya estaba dando síntomas de excitación. Con una mano tomó mi polla y se la llevó a la boca, su lengua jugaba con mí capullo y daba pequeños mordisquitos que me hacían sentir un dolorcillo excitante seguido de tragar toda hasta casi llegar a la garganta.
Poco hizo falta para estar los dos como motos y se colocó sentándose sobre mí…
…¡Veamos si es cómodo para follar! Tomando mí polla y separando el centro de la tanguita a los lados la dirigió hacia la entrada de su coñito.
La introducción muy suave por la lubricación de Esther y el baile de movimientos de su cuerpo fue tomando ritmo al mismo compás de los gemidos. Fue un aquí te pillo rápido que calmó los nervios y la temperatura que levantaba el momento.
A eso de las diez y media llegaba Santi y cenamos los tres juntos, me quedé a dormir con ellos esa noche.
Viernes a las cinco de la tarde Ainhoa llegaba a mi casa para ducharse y prepararse, había estado trabajando hasta esa hora para así poderse tomar fiesta todo el fin de semana. A las seis y media, Santi me avisaba que ya estaban abajo. Ya conocían a mi amiga de una cena los cuatro unos días antes. Se me hizo muy rápido llegar a la casa rural, apartada de la población ofrecía mucha discreción, al entrar un salón amplio con mesa de comedor grande y cocina americana. En el piso de arriba tres habitaciones con sus baños independientes, metimos las provisiones en el frigo, dejamos las bolsas de ropa en las habitaciones y nos fuimos a dar un paseo por los alrededores.
La cena de la noche fue muy agradable, divertida y juguetona. Las chicas se sentaron juntas, no dejaban de tirarnos pullitas picantes y jugar entre ellas. Ainhoa era una cachonda y no se cortaba nada en el juego lésbico con Esther, los labios de ambas se juntaron en un morreo intenso, las manos de Ainhoa se perdían entre la blusa de Esther dejando libres sus pechos, la boca cambio de rumbo dando pequeños bocados en el pecho, ésta dejaba caer hacia atrás su cabeza dando nota de su excitación.
Esther no tardó mucho más y rápidamente desnudo el torso de Ainhoa acariciando los hermosos pechos de ésta. Santi y yo sin intervenir disfrutamos viendo como el juego iba subiendo de grado, las chicas se levantaron de las sillas, se quitaron el resto de la ropa y se subieron a la parte libre de la mesa tumbándose sobre ella. Sus labios atrapados daban cuenta de la excitación en un intenso morreo. Esther se fue separando y gateaba por el cuerpo de Ainhoa hasta que el rostro quedó a unos centímetros de su coño, la sonrisa hacia nosotros era deslumbrante y lujuriosa. Su lengua jugaba en las ingles rodeando la entrada con mucha precisión antes de subir entre sus pliegues y descansar sobre su clítoris, atrapando y succionando con sus labios, momento que Ainhoa curvó la espalda y soltaba pequeños gemidos de placer. Dejó un beso en la cara interna de su muslo y volvió a ensañarse con el centro de su placer, el coño de Ainhoa se humedecía mientras dos de sus dedos jugueteaban en su entrada y se hundían con lentitud. Las embestidas de los dedos en su interior fueron más intensas a cada segundo, el clímax llego al poco liberando un pequeño grito.
Santi al igual que yo tenía la polla en la mano, por la excitación del show ya no aguantaban más dentro del pantalón. Las chicas bajaron de la mesa y a la misma, cada una tomó con su mano a cada polla obligándonos a seguir el camino que marcaban hacia el sofá donde nos dejamos caer, se colocaron de rodillas frente a nosotros y cada una tomó las riendas de su propio juego esa noche.
El sábado nos levantamos sobre las once de la mañana, Santi estaba tomando un café tranquilamente en la sala.
…¡Buenos días pareja! ¿Qué tal habéis dormido?… Preguntaba con una sonrisa de complicidad.
Esther aún dormía en el cuarto.
…¡Yo necesito tomar un café!.., respondía Ainhoa mientras estiraba los brazos.
¡La noche fue estupenda y relajada si!… Respondí yo.
Estuvimos un buen rato hablando, Ainhoa se fue a cambiar para tomar el sol y al poco se levantó Esther que llegaba a la sala con una gran sonrisa.
El resto del día lo tomamos de relax tumbados al sol. Para las siete de la tarde comenzamos a preparar la fiesta, música apropiada, bebidas y copas, canapés y una bandeja de gominolas. Para las chicas preparamos una piruleta de fresa con un lazo rojo, los chicos una cajita con varios preservativos y una nota en la que ponía que si alguno necesitaba algo de ayuda teníamos varias pastillas de Cialis a disposición, esto suele ser una buena aportación para una gran fiesta si se da el caso de necesitar.
Habíamos quedado a las nueve de la noche y todos sabían la dirección. Los primeros fueron muy puntuales Pedro y Elena que venían en el mismo coche con Javier y Marta, las dos parejas son amigos muy especiales desde hace muchos años, todos andábamos en la edad entre 40 y 50. Rafa y Daniela llegaron al poco, esta pareja eran los más jóvenes sin llegar a los cuarenta. Ya estábamos las cinco parejas, pero me había guardado una carta en la manga que ninguno esperaba. A las diez de la noche cuando estábamos tomando la primera copa se sorprendieron con la llegada de otro coche más.
¡Os guardaba una sorpresa que nadie esperaba!… ¡Unas amigas se han animado a la fiesta!
Suelo hablar con frecuencia con mi amiga Maria, de Santander, días antes comentamos por teléfono sobre la fiesta que estaba preparando y un par de días antes me llamó para decirme que se animaba a venir con su novia, Sara. Las dos son pareja y les encantan las fiestas, orgias, todo lo que sea disfrutar del sexo con chicas y con chicos. Marian venía por el club varias veces y a Sara la conoció en un local swinger de Bilbao donde estaba con su, por entonces novio. Conoció a Marian, se liaron y hasta ahora disfrutaban juntas en todo. Pedro, Elena, Javier y Marta conocían a Marian al coincidir con ella en una fiesta de Fin de Año en el local.
Santi me miró sorprendido y Esther sonriendo me dijo ¡Qué guay!.
Ainhoa se arrimó a mí y me pregunto…
…¿Está chica es la amiga tuya que me has mencionado algunas veces?
¡Si, Marian y su novia!
…¡Pues tiene tipo y morbazo la tía! Dando un buen repaso visual a las dos, pero sin rivalidad.
¡Ya lo descubrirás seguro!
Ahora sí estábamos todos, cinco chicos y siete chicas. Para la ocasión vestimenta informal de verano para los chicos y las chicas vestidas como ellas se encontrarán a gusto, no voy a describir porque son muchos los vestidos de las chicas, eso sí, todos muy sexys, varios ajustados y algunos de tela entallada de vuelo, dominando el color negro, violeta y colores claros.
Abrimos las dos grandes puertas que daban acceso al jardín y así teníamos fuera para las copas y la sala para continuar la fiesta.
Montamos una mesa en el jardín con las bebidas, la noche nos ayudó mucho con el calorcito y las copas de vino con los canapés entraban de maravilla. Lo bueno de fiestas así con poca gente es que no se forman grupos dividiendo la fiesta, la música animaba la noche. Dábamos buena cuenta de los cubatas, entraban fresquitos esa noche, no era necesario romper el hielo porque todos eran veteranos en el ambiente, pero para la ocasión preparamos un juego. El Juego tenía dos tandas con pruebas a realizar por cada uno, preparada una bolsita con papelitos de color verde, amarillo y rojo que marcaría el grado de la prueba y otra bolsita por cada tanda con las pruebas. La primera con tres rondas era la más fácil, dar un beso, atrevimiento, desprenderse de alguna prenda, todo preparado para que al pasar a la siguiente casi todos estuvieran con poca ropa o sin ella.
Elena fue la primera sacando un papel de color verde y como prueba tenía que dar un beso a la persona que quisiera, eso sí, no valía realizar las pruebas con la pareja así que elegía a Santi. Había varios chicos bisexuales y bi curiosos, y en la fiesta con respeto todo estaba permitido en el juego. Pedro papel amarillo y morreo con Javier. Todos fueron pasando pruebas y como estaba previsto los mínimos llegaron con algunas prendas. La segunda parte eran las pruebas más picantes y atrevidas, esta vez la primera fue Ainhoa que le tocó color rojo y como prueba durante tres minutos realizar sexo oral, eligiendo a Fran, el chico más joven del grupo. Esther fue la siguiente, amarillo y lésbico con María cinco minutos, a mí me tocó rojo, trío durante cinco minutos y elegía a Daniela que me parecía espectacular y a Sara una morbosa de cuidado. El ambiente tomó un grado intenso que a la segunda vuelta ya todo estaba revuelto y no fueron necesarias más pruebas.
La fiesta tomó su rumbo esperado y la gente se distribuía por la sala, en el sofá, de pie o en el suelo. Eso sí, se formó una buena orgia sin dejar fuera a nadie o formar grupos diferentes como suele suceder en los locales de intercambio.
Esther, parecía que los nervios se olvidaron dé ella y disfrutaba con una polla en su boca mientras la comían el coño.
Ainhoa movía su cuerpo encima de Santy tumbado en el suelo. Marta y Sara se lo montaban junto con otros dos chicos. Elena y Marian jugaban conmigo en el sofá, dos veteranas que sabían llevar muy bien el juego. Marian era la caña cuando entraba en acción y Elena tomaba buena cuenta de ello, yo parecía el juguete de las dos dejándome llevar.
La imagen de la fiesta era como una buena película porno, los gemidos tomaron el lugar de las voces y de fondo la música.
Los juegos lésbicos de las chicas se mezclaban con penetración o dobles penetraciones, varios juguetes estaban a disposición, vibradores, arnés con polla de goma…
Fueron muchos juegos y posturas, mezclados un@s con otr@s sin tabús ni prejuicios, una fiesta muy divertida que duró varias horas. Ya más relajados y felices se fueron despidiendo hasta quedarnos las dos parejas y Marian con Sara.
Esther y Santi se retiraron a su cuarto y algún polvo más se dejó escuchar.
Mi cama, la más grande la compartí con Ainhoa, Sara y Marian que en un principio estuvieron bastante tranquilas, pero como aún tenían juerga en el cuerpo se montaron juegos entre ellas, algo también jugaron conmigo, pero agradecí que lo grande fue entre ellas, me pude relajar y disfrutar de sus juegos.
Nos despertamos tarde, pero sin prisas, Santy y Esther tenían preparado en el jardín algo de comida y dimos cuenta de buen apetito. La tarde muy relajada tirados tomando al sol y con alguna que otra cabezada. Al estar todo apartado nos permitía estar desnudos sobre la hierba, todos muy tranquilos y se pudo descansar.
Santy y yo preparamos la cena mientras las chicas se ponían guapas, era la última noche y la fiesta de esa noche la montamos para nosotros seis.
Un fin de semana que Esther, la anfitriona de la fiesta no olvidará tan fácil.

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