1. La Red

En los ochenta, nuestra forma de conocer a gente que no estaba en nuestro entorno eran las revistas juveniles, todas tenían una sección de contactos y en ella encontrabas a chicos y chicas buscando amigos con los mismos gustos, sobre todo musicales. Ponías un breve texto y tu dirección o lo más utilizado por entonces, los apartados de correos. Qué tiempos aquellos… Algunos amigos y amigas hice de esa forma, luego pasa el tiempo y no vuelves a saber más de ellos. Llegaron los móviles y con ellos los SMS que era otra forma de contactar, un poco cara eso si, a finales de los noventas cuando entrar en internet ya no era una verdadera odisea y las páginas web se cargaban con algo más de rapidez comenzaron a llegar las primeras páginas de contactos. La primera red social que vio la luz se llamaba “Seis grados”. El nombre parte de la teoría de los “seis grados de separación”, según la cual todas las personas estamos conectados a través de no más de seis personas. Más tarde llegarían las más conocidas como Facebook, Tuenti, Twitter o Badoo, ya en estos años las más actuales con nuevas utilidades como la geolicalización, Tinder, Happn, Meetic, entre otras. Desde que descubrí esta forma de contacto he tenido creado un perfil, aunque ya no utilizo aún queda alguno por ahí. El relato que voy a comentar fue en la conocida red Badoo, la chica se llamaba Marta y era de un pueblo a 20 minutos de mi ciudad, de esto hace ya unos añitos. Como decía conocí a Marta a través de Badoo, tenía cinco años menos que yo y tres hijos, un chico de veinte, una chica de diecisiete y una pequeña de doce años, llevaba separada de su marido tres años y en este tiempo no había tenido ninguna relación. Mantuvimos conversaciones por chat muy asiduas, por entonces lo que utilizábamos era los comienzos del Messenger, poco a poco fuimos tomando confianza, por webcam teníamos nuestros juegos morbos, nos mandamos las primeras fotos nuestras en plan erótico. Así estuvimos unos tres meses hasta que ya un día se decidió a dar el paso y conocerme en persona.  Era un sábado de verano y quedamos por la noche, así también salía un poco de su pueblo. Después de prepararme, cogí el coche y para las diez de la noche estaba en la puerta de su casa. El plan era acercamos a otra población cercana un poco más grande en la que en fin de semana había una buena zona de copas. Marta era una chica rubia de pelo largo, un poquito más baja que yo y de cuerpo delgado. Hasta ese día todo lo que conocía de ella era por foto y por Webcam, cuando abrió la puerta del portal de su casa y salió, me sorprendió aún más, tenía un tipazo espectacular y muy guapa, cuantas chicas de veinte quisieras estar así. Vestía un conjunto de una pieza, un vestido de noche ajustado y en color negro, muy apropiado para una noche de verano. El pelo, largo y liso, el color rubio resaltaba con el negro del vestido y el moreno de la piel. Entro en el coche, nos dimos un par de besos y soltamos los dos el mismo comentario… por fin nos conocemos en persona. En el trayecto hasta el pueblo al que queríamos ir fue de unos diez minutos, fuimos hablando muy relajadamente puesto que ya teníamos confianza de hablar por Webcam y por teléfono. Aparcamos el coche en una calle no muy transitada pero cercana a los Pubs de la localidad. Era pronto para que hubiera gente por la calle así que entramos en una cafetería, pedimos dos cafés y nos sentamos. Estaba muy guapa, me sentía muy a gusto de tenerla a mi lado. Aunque ya teníamos bastante confianza, el estar cara a cara a Marta aun la cortaba un poco así que tomé su mano para que estuviera tranquila, me decía que más que intranquila por estar conmigo lo estaba por si se encontraba algún conocido. Era la primera vez en mucho tiempo que salía un sábado, la última fue con su marido. Después de una hora nos levantamos y salimos de la cafetería, entramos en un Pub y pedimos unas copas, llevábamos una media hora dentro y Marta me comento que no estaba nada a gusto, que estaba tensa por si se cruzaba con conocidos y me propuso si nos marchábamos de allí. Paseamos hasta el coche con la idea de venir hasta la ciudad, donde estaría más cómoda, en ese paseo Marta más relajada me tomó la mano por primera vez y me comento que estaba muy contenta de poder estar conmigo, aunque estuviera nerviosa. Montamos en el coche y antes de ponernos en marcha estuvimos hablamos, al cabo de un rato, las palabras fueron frenando y las miradas quedaron fijas, hubo un silencio y por fin nos dimos el primer beso. Un beso apasionado, intenso y largo, las ganas de besar de Marta eran enormes después de tanta abstinencia. Sin dejar de besarme su mano se hizo camino entre las aberturas de mi camisa, desabrochando algunos botones se hizo camino y acarició mí pecho, una de mis manos acariciaba su pelo y con la otra en su cintura la atraje hacia a mí. Poco a poco la excitación crecía, el largo beso paso a ser un morreo en toda regla, una de mis manos acaricio su pecho por encima del vestido y colándose por el escote pasó a estar en contacto con su piel, era un pecho duro y firme, no muy grande, el pezón durito y pequeño era una delicia. Marta, bajo su mano a mi bragueta, rápidamente la tenía abierta y soltaba el botón, note como su mano apartaba el bóxer y se hacía con su premio. Tomó mi polla, la acaricio suavemente y bajito me dijo vámonos de aquí. Puse en marcha el coche y atravesando las calles salimos a la carretera, de camino no muy lejos teníamos un área de descanso para camiones y puse rumbo allí. Mientras conducía, Marta no dejo de estar juguetona, su mano seguía bien agarrada a mi polla y despacio su cabeza se fue acercando a mi entrepierna. Pude notar con su lengua jugaba con la punta de mi capullo, lentamente se la fue metiendo en la boca comenzando una mamada con ritmo muy suave. El trayecto me pareció eterno, no había ningún vehículo en ese momento y paramos en el centro del área, Marta no aparto su boca de mi polla mientras yo con la mano fui echando los respaldos de los asientos hacia atrás. Ella se incorporó y agarrando el vestido por la parte baja, lo fue subiendo hasta sacárselo por la cabeza quedando a la vista un sujetador y tanga de color negro, se soltó el sujetador dejando libres unos hermosos pechos muy bien puestos. Yo sin dejar de mirarla me fui soltando lo poco que quedaba atado de mi camisa y Marta terminó por quitármela, me quité los pantalones y me recosté en el asiento, ella se colocó sobre mí y nos besamos, recorriendo su cuerpo con mis manos agarré fuerte sus nalgas, pude comprobar lo duras que estaban, la acerque hacia mí notando como mi polla presionaba sobre su cuerpo, ella comenzó a moverse sobre mi apretándose cada vez más, giré a Marta hacia el otro asiento y una vez tumbada fui besando su cuerpo, saboreando su piel, con mis labios presionaba el pezón de un pecho y lo succionaba, tenía libre el resto de su cuerpo y con la otra mano comencé a jugar con su vagina que ya estaba muy húmeda, con dos dedos localizaba su clítoris y fui realizando movimientos giratorios notando que la ponía aún más loca, se excitaba cada vez más pidiendo que la penetrara ya. Me puse como pude un preservativo y me coloque encima, ella con la mano llevo la punta de mi polla hacia su coño que estaba muy húmedo. Fui penetrándola muy despacio para no hacerla daño, al estar tan mojada entro fácilmente y poco a poco los movimientos fueron más bruscos. Los gemidos de Marta crecían con cada golpe en su cuerpo y al llegar un primer orgasmo retorció todo su cuerpo seguido de varios espasmos. Notando la humedad de su orgasmo, continuaba penetrándola con más fuerza lo que hizo que se pusiera muy loca. Llego un momento que ya no aguanté más y terminé por correrme dejándome caer sobre su cuerpo. En esa postura estuvimos un rato hasta que la erección de mi polla fue bajando y me retire a un lado, retiré el preservativo de mi polla, me limpie y con otro pañuelo de papel suavemente limpiaba el clítoris húmedo de Marta, que con pequeños movimientos me dejo notar que le gustaba lo que llevó a continuar con una pajita de su coño.  Me recosté y Marta coloco su cabeza en mi pecho, comentandome que hacía tres años que no follaba y lo había disfrutado como nunca, pasado un tiempo largo nos vestimos y la lleve de regreso a casa. Al día siguiente, la conversación por teléfono fue más relajada y hubo momentos muy subidos de tono. Ahora era Marta la que quería verme pronto, era complicado quedar los fines de semana por la noche, no por sus hijos más mayores que salían con sus amigos y no volvían hasta tarde, sino por la pequeña que no podía dejarla sola. Una vez al mes se quedaba en casa de su padre y ella quedaba libre, pero eso era mucho tiempo sin vernos y comenzamos a quedar varias tardes. Como no teníamos un lugar donde encontrarnos y el hotel más cercano estaba a varios kilómetros, tuvimos que buscar nuestros lugares ocultos. El coche era un poco incómodo y al ser verano lo que hacíamos era sacar una manta y extenderla en el suelo en un lugar apartado muy tranquilo que localizamos. Con los primeros encuentros puede comprobar que Marta no tenía mucha experiencia en el sexo, hablando con ella me comentó que conoció a su ex muy joven y con él solo hacia lo tradicional, el misionero, a cuatro patas y lo más que hacia fuera de lo común y pocas veces era comer su polla algo que a ella le encantaba, pero a él no mucho. Fue su primera y única pareja, se casó con dieciocho y desde su divorcio no tuvo nunca nada con otra persona por miedo al rechazo y al que dirán de una madre con hijos. Sentirse relajada hacía que los temas sexuales fluyeran, tenía mucha curiosidad por el sexo anal y al mismo tiempo mucho miedo; yo no me lo podía creer, si con cuarenta años tenía este cuerpo, con veinte tenía que estar de infarto y el tío nunca paso del mete y saca por así decirlo, nunca propuso, ni intento un anal, que fuerte y con esa preciosidad de mujer. Hablábamos mucho y la confianza que tenía en mí la relajo para decidir querer probar el sexo anal. Una tarde ya anochecida estábamos desnudos sobre una manta tirados en el suelo y mirando las estrellas, descansando después de follar y Marta mirándome a los ojos se fue dando la vuelta colocándose boca abajo diciéndome ¡Quiero que me rompas el culito!… Acerque mis dedos a su boca para que los chupara y una vez húmedos los acerque a su ano comenzando muy despacio a realizar movimientos lentos sobre él, poco a poco introduje el primer dedo, lo metía y sacaba despacio hasta que noté que se comenzaba a lubricar, otro de mis dedos penetro en su ano y poco a poco se fue abriendo cada vez más así que metí un tercero, estaba muy lubricada y al ir tan despacio no le hacía ningún daño, eso se notaba en los movimientos que comenzaba hacer con su culo. Después de un rato ya tenía su culito a tono, húmedo y bastante abierto, mi polla también estaba ya muy dura y deseosa de desvirgar ese culito así que me coloqué encima de ella y situando mi polla a la entrada del ano fui penetrando muy despacio para no hacerla ningún daño. Muchas mujeres después de la primera experiencia anal no quieren volver a repetir y esto se debe a que el hombre en ese momento solo pensó en su disfrute, fue brusco y la mujer queda con mala experiencia y sin ganas de repetir. Como digo fui metiendo mi polla muy despacio, Marta cada vez notaba más la penetración y como se abría su ano, dio un pequeño quejido de dolor puntual y me pidió que fuera más suave, en unos minutos el ano estaba completamente dilatado, los movimientos aumentaron y las embestidas en su culo eran fuertes. Mata retorcía su cuerpo al descubrir una nueva forma de placer que desconocía y deseaba experimentar, cada vez gemía más fuerte y paso a pedirme más y más, en una fuerte envestida me corrí dentro, Marta notaba como la leche caliente corría por su interior y levanto el culo pidiendo que mi polla no saliera. Así nos quedamos, tumbados el uno sobre el otro con mi polla dentro de su culo, ella hacia pequeñas contracciones de su ano para presionar mi polla, algo que me excitaba mucho, poco a poco fue bajando la erección sacando mi polla de su ano, esta vez fue ella la que suavemente me fue limpiando. Comente que le había parecido y me dijo que jamás se lo habría imaginado que algo tan Tabú en su relación anterior ahora le habría producido tanto placer. A partir de entonces el sexo anal estaba presente en todas las relaciones que tuvimos. Marta fue una chica con la que me habría gustado tener una relación más larga, pero las circunstancias y obligaciones de su vida hicieron que no estuviéramos mucho tiempo juntos, un año nada más. Volveré con Marta en otra historia …. “Los comentarios están desactivados para evitar SPAM. Si deseas dejarme algún comentario utiliza el formulario de contacto.”