20-Madrid, tres ambientes-Parte 2

El día a día de esta ciudad es caótico y estresante para poder seguir el ritmo un chico como yo de una ciudad de provincia. Despertar y ya son todo ruidos de coches, sales a la calle y está llena de gente. Aceras sucias sin limpiar.

Todos los días para ir a la oficina tomaba el autobús urbano línea 19 desde el paseo Extremadura hasta la Plaza Tirso de Molina. Lo peor para mí era los días que me tocaba desplazarme a la otra oficina en Capitán Haya y que tenía que ir en Metro. Odió el metro, no porque vaya bajo tierra, eso no me preocupa. Me molesta la gente corriendo, la aglomeración, los miles de olores a humanidad, los empujones, el músico improvisado en el vagón. Controlar tus bolsillos y pertenencias, con suerte no ver gente conflictiva, el asco que me da tocar nada, siempre voy con guantes de cuero, aunque sea verano.

Estábamos a 34 grados un miércoles de julio, con mucho calor, media semana cumplida y lo que faltaba quedaba muy cuesta arriba. Llegué a la oficina de Capitán Haya a las 8,30h, tenía que resolver y cuadrar una inminente salida de trabajo que me llevaría la semana siguiente a volar a La Habana. Resolver todo me llevó poco más de dos horas y me dispuse a regresar a la otra oficina.

Cómo estaba sin tomar nada, decidí parar a tomar un café y algo de bollería, en una cafetería cercana. Estaba revisando el planning de los próximos días en Cuba, cuando sonó mi teléfono.

Era mi nuevo amigo del local en el que estuve con Joao, habían pasado ya dos semanas desde entonces. Me invitaba a tomar una copa en el club, ese mismo día a las ocho de la tarde, teníamos que hablar. No me contó nada más ese momento.

Llegué a la oficina de Tirso de Molina, a la una. Adelante al trabajo hasta la hora de comer, a las dos y media me fui al restaurante de costumbre y a las cuatro estaba de vuelta en la oficina. A las cinco entraba mi compañera Delphi de visita a un cliente, quedé con ella que me iría antes pero no el motivo.

A las ocho de la tarde el taxi me dejaba en la puerta del club, no me dio tiempo a cambiarme, así que llegué con la ropa de trabajo, traje y corbata.

El portero del club me abrió la puerta del taxi dándome las buenas tardes y que me estaban esperando. Entramos y de momento no se veían clientes, luces altas y solo camareros reponiendo material. Di un vistazo y la sala era muy amplia. Cruzamos la sala hasta una oficina camuflada, que si no me acompañan nunca habría dado con ella. Al entrar, mi nuevo amigo se levantó para saludarme.

…¡Quería hablar contigo porque ha llegado algo interesante!.

…¡Se pusieron en contacto conmigo una asociación lifestyle y quieren hacer una fiesta privada aquí! …¡Quieren que nos reunamos para comentar que quieren hacer y cómo!

¡¿Para cuándo sería?!

…¡Lunes, última semana de agosto!

¡Ok, yo salgo para Cuba, este próximo martes y regreso en cinco días, el domingo!! Tendríamos una semana para cuadrar todo.

¡¿Nos podemos reunir pronto con ellos?!

…¡Si, mañana jueves con dos de los organizadores que son de Madrid y el viernes estarían el presidente que es de Bilbao, pasarán el finde conociendo el club con sus parejas.!

Comentamos algunas cosas, dos copas y a eso de las diez de la noche me despedí, tenía que trabajar al día siguiente y no era día para terminar movido. Al salir, ya tenía buen ambiente por las salas, es lo que tiene esta ciudad, da igual el día entre semana los de casa y el finde los visitantes y gente de cercanías.

El jueves por la mañana en la oficina comenté a Delphi, que no vendría el viernes, tenía visita comercial y salía de Madrid. Una excusa, pero bueno, soy el director y no tengo que dar explicaciones. No sabía si esa tarde tendría liada de trabajo y mejor no llegar el viernes hecho un cromo.

Me preparé más informal, ropa cómoda de verano, perfume para la noche Jean Paul Gaultier. A las diez era la hora acordada y llegaba saludando al portero, que ya me miraba de forma familiar. Al cruzar la sala, muy buen ambiente con muchas chicas jóvenes. Por lo visto era una fiesta femenina para lesbianas y chicas bisexuales. La fiesta comenzaba a las nueve, durante tres horas exclusivo para ellas y a partir de las doce podían entrar chicos solos, pero en proporción a lo acordado por las asistentes. Me explico: la fiesta era pensada para ellas, si se liaban y lo pasaban bien, los chicos sobran. Así que a las once las chicas iban rellenando un cuestionario y en relación a los resultados, se dejaba pasar un número determinado de chicos.

Crucé la sala, esquivando varias chicas hasta llegar a la oficina, al pasar dentro noté un ligero relajamiento y bienestar. Saludé y nos pusimos a comentar sobre el evento para esos días.

…¡Nos prometen una asistencia de ciento cincuenta parejas, trescientas personas que van a petar el local.!

¡Vamos a estar un poco apretados aquí! Comenté yo.

…¡Lo podemos arreglar, no llegaste a ver el local entero! ¡Tenemos una zona abierta para verano que solo utilizamos por las tardes y algunos días!

Marchamos por otra puerta diferente a la de entrada saliendo a un gran patio exterior, muy bien preparado, con una barra de bar, apartados VIP hechos de palets de madera y espuma que daban diferentes ambientes, lo mejor de todo que como estábamos en las afueras de un polígono industrial, el ruido generado no molestaría a nadie.

Después de un rato observando todo, propuse una sugerencia.

¡Podemos preparar este espacio para copeteo y relacionarse, cerramos la barra de la sala así la primera zona sería está, y dejando la principal para baile y ligoteo, los pasillos con los reservados no estarían masificados!

No parecería que está muy agobiante y cómo la gente va rulando, unos se estarán relacionando, otros bailando y otros en reservados y al rato irán cambiando.

Gustó la idea propuesta, incluso podríamos poner gogós bailando en esta parte y así anima mucho.

Volvimos a la oficina con el aviso de que llegaron las personas que esperábamos.

Dos parejas estaban en la oficina cuando entramos, todos ellos con cuerpo de gim, chicos musculosos y chicas tipazo. Nos presentamos todos.

…¡Bueno, comentarnos qué idea traéis y qué queréis hacer!

…¡Somos de una asociación lifestyle a nivel de España, queremos reunir a los socios que quieran venir, confirmados trescientas personas ya, vienen de todo el país!

¡Necesitamos una logística para que lleguen con todo preparado, noche de hotel, cena de grupo y traslado al local y que no se tenga que tocar coche!

¡Para el local, barra libre, aperitivos, agua embotellada en varios puntos a disposición, música con dj!

Después de comentar un momento con mi socio y decirle que la logística la puedo hacer sin problema y que él se encargaría de lo solicitado para el local.

…¡Bueno, lo vemos viable, podemos ofrecer un precio por pareja en el que incluiría hotel, cena y local con barra libre y ágapes!

…¡También tenemos una chica dj y dos gogós!

…¡Os preparamos una propuesta con el importe en base a trescientas personas y nos confirmáis!

…¡Si queréis hacer en la fecha propuesta, estaríamos a cuatro semanas tiempo suficiente para preparar todo, lo que sí, tendría que estar las plazas confirmadas una semana antes para cerrar el hotel y no entrar en gastos!

Quedaron satisfechos y se despidieron hasta el viernes que nos veríamos con el presidente que llegaba desde Bilbao, para conocer y disfrutar por el local toda la noche. Yo no tenía intención de ir el viernes, teníamos todo hablado y como sé de qué van no me apetecía mucho su rollo.

…¡¿Qué te ha parecido?! Me preguntó mi socio.

¡El evento es viable, ellos no son de la gente que más me agrada relacionarme, pero puede ser muy interesante!

Conozco su asociación y han querido hacer una copia de las europeas que se están moviendo a otro nivel muy superior, que no todos pueden llegar, en esos grupos se mueve gente mayor. Pero con mucho dinero.

Y estos, una versión española más ligera porque no mueven tanta pasta y para segmentar piden unas características físicas muy estrictas, una hipocresía porque en poco ellos mismos pierden actitudes, sobre todo las chicas, porque no podemos estar siempre con treinta años. Aquí el día de la fiesta, veremos chicos musculosos, chicas imponentes y mucha estupidez, pero bueno, pagan.

Bueno, dejamos el trabajo a un lado, eran casi las dos de la mañana y se había pasado rápido el tiempo. Mi amigo se quedó en la oficina terminando el trabajo y yo salí a la barra para tomar algo antes de irme a casa.

La sala mantenía un buen ambiente y ya se veían varios chicos rondando.

Reconocí a Hanna que hablaba con otras dos chicas, me miró y me saludó con la mano y una sonrisa. Pedí a la camarera un gin-tonic de Puerto de Indias afrutado y con tónica rosa. Desde que lo probé por primera vez, me encanta disfrutarlo.

Hanna se acercó a saludarme y me dio un par de besos.

…¡Oye que ya os vi que algo estáis preparando!

¡Si!! ¡Algo fuerte se prepara, pero es tu jefe quién os pondrá al corriente!

…¡¿Y vamos a ser compañeros?!

¿En esos días sí, claro!

Hanna pidió una copa y se quedó hablando conmigo.

¡¿Estás muy relajada terminaste por hoy?!

…¡Pues yo creo que sí, las chicas que dependen de mí están organizadas, todos los días llegando está hora, ya voy terminando, si estoy cansada me retiro y si me encuentro a gusto aguanto un poco más con una copa! 

¡Pues si te apetece, la podemos tomar juntos, yo no conozco a nadie más!

…¡Me has convencido, pídeme otro igual al tuyo mientras entró en la oficina a dar novedades, despedirme por hoy y recoger mi bolso!

Hanna entró en la oficina como dijo, en su camino la fui observando porque el cuerpo de esta rubia era una locura para los ojos. No tardó mucho en regresar y trajo consigo un bolso y una cazadora de cuero color beige.

Brindamos y dimos un buen trago al gin-tonic. Hablamos y congeniamos bien.

Comenté si le gustaba trabajar allí y me dijo que no era para estar mucho tiempo, pero le gustaba y lo pasaba bien, era divertido. Tomamos otra ronda de copas y las conversaciones fueron cruzando fronteras más ligeras, se fue dejando caer algún morreo, estábamos tan a gusto que no nos dimos cuenta de la hora cuando las luces aumentaron la intensidad antes del cierre.

Fue todo también que me propuso tomar otra copa en su apartamento y si me parecía tarde.

¡Yo no tengo prisa alguna hasta el lunes por la mañana, así que no hay problema!

Tomamos un taxi que nos llevó a una parte de la ciudad que no conocía, el barrio de San Blas. Estaba un poco lejos porque tardó un buen rato en llegar. Paramos a la entrada de un edificio, la zona era muy similar, comunidades en edificios altos. Eran las seis de la mañana muy pasadas, pero teníamos en esa calle un Burger 24h. Hanna propuso comprar unas hamburguesas y la verdad que no me puse porque tenía bastante hambre. Con la bolsa en la mano entramos en el edificio y tomamos el ascensor hasta una planta alta que no me fijé si era una u otra, estaba ocupado con un morreo espontáneo.

Entramos en el apartamento, no era muy grande, pero para ella sola estaba muy bien. La sala era lo primero que nos recibía, con un sofá Chaise Longue, una mesa y una televisión. Nos sentamos y preparamos la cena improvisada, Hanna apareció con dos cervezas.

Estuvimos un rato a gusto, comiendo y hablando.

Al rato Hanna se retiró al servicio y a la vuelta regresaba totalmente diferente. Desapareció la ropa anterior, la nueva propuesta me gustaba mucho más. Un conjunto de lencería erótico de color morado, brasier abierto en tiras y con encajes que no ocultaban ningún recoveco de los pechos, mini tanga terminado en lo que los brasileños llaman hilo dental, con dos tiras en v cruzadas sobre el tanga. Llegó a la sala y me dijo.

…¡¿Nos pegamos un finde de locura?! ¡Yo tengo libre!

¡Mañana es viernes, va a ser un finde muy largo! ¡Tú me guías!

Se dio la vuelta y se agachó junto a la televisión conectando un USB y al momento comenzó una reproducción de vídeos de música ambiental tipo indie.

Giró nuevamente, dos pasos y se colocó sobre mis piernas. Besando con intensidad fue soltando mi camisa hasta quitarla. Los pantalones fueron el siguiente objetivo hasta quedar libre de ropa. Por mi parte, no quité nada porque me daba muchísimo morbo follar con ella vestida tan erótica. Se arrodilló y tomó mi polla, jugando con sus labios y dando pequeños besos, sus dientes suaves mordiscos y boca succionando con presión y cambios de ritmo. Mi espalda se retorcía sobre el respaldo del sofá alterando el relax con inesperados espasmos.

No sé el tiempo que pasó, pero tuve que decir para, porque sentía que me corría. Se levantó del suelo y se tumbó en el sofá abriendo las piernas, ese coño depiladito me decía cómeme así que acudí a su llamada. Con mi boca succionaba uno de sus labios mientras con los dedos los separaba para descubrir el escondite de su clítoris. Te encontré. Mi boca subió hasta hacerse con él, lo aprisioné e inicié un juego succionando, lamiendo y pequeños mordisquitos con mis dientes. Los gemidos de Hanna no tardaron mucho en hacerse presentes y con las manos a los lados de mi cabeza apretaba cuando convulsionaba su cuerpo. A mí boca fue llegando un flujo salado proveniente de su orgasmo, pillé el punto en el clítoris, cuanto más apretaba, el gemido era más pronunciado seguido de convulsiones. Mis dedos me relevaron para jugar en el interior de su coño, al poco se fue lubricando mucho más dejando entrar completa mi mano, que lubricada entraba y salía con la precisión de un pistón en un cilindro. Mi paciencia no puedo más y dejando los preliminares me coloque sobre ella comenzando a invadir territorio que mi boca y mi mano previamente habían conquistado. Mi polla se hacía fuerte embistiendo agresivamente, mis manos tomaban los redondos pechos semi ocultos por el brasier. La pasión era alta y por momentos el éxtasis hacía que Hanna y su mente fueran por caminos diferentes. Di la vuelta a su cuerpo como si fuera un muñeco de goma inerte, Hanna estaba en éxtasis y no controlaba su cuerpo, dejando caer sus brazos sin rumbo. La presencia de ese culazo me excitaba un montón, tomé la polla y la encaminé a tomar su coño, la follaba una y otra vez con deseo, mis dedos juguetones se fueron abriendo paso en el ano, mi saliva ayudaba a que fuera más suave la apertura. Llegado el momento, tomamos cambio de rumbo y mi polla comenzaba a explorar la oscuridad anal que se dilató rápido, Hanna había recuperado su control y no tardó en tomar la iniciativa siendo ella la que marcará el ritmo. Dejé caer mi espalda hacia atrás, dejando a ella llevar el juego, se puso recta sobre mí, en sentadillas subía y bajaba con la polla entrando y saliendo de ese culazo, llegando un momento que convulsiones apretaban con fuerza mi polla. Llegó el momento que ella se relajó, yo necesitaba explotar, apoyada sobre el respaldo del sofá y su trasero para mí, la penetré fuertemente el coño, embestidas rápidas hasta que terminé por correrme.

Nos dejamos caer extasiados y reventados sobre el sofá

La conversación de después discurrió muy bien, síntoma de que teníamos buen rollo y la cosa fue muy bien.

Nos quedamos dormidos en el sofá. Cuando nos despertamos, tomamos una ducha y nos fuimos a comer por ahí. Pasamos la tarde paseando por Madrid, tomando unos vinos y unas tapas. Nos apetecía a los dos un par de días de desconexión total y fue lo que hicimos hasta el lunes por la mañana.

Esa mañana me puse a preparar adelantando parte del evento que teníamos acordado y por la tarde terminar lo que me llevaría a Cuba el día siguiente.

El martes partía hacia La Habana por cinco días y el domingo estaría de regreso.

Esos días me vinieron bien para organizar en mi cabeza, como plantear todo el proyecto. Lo primero era saber cuántas personas vendrían de fuera y necesitaban alojamiento, tenían que estar todos en el mismo hotel, la cena de todos los socios, saber el total, lo mejor en un salón del mismo hotel y el traslado de todos en varios autobuses, así todos llegaban a la misma hora y mejor para el local. La parte del club, se encargaba mi socio y por las tardes yo marchaba para ayudarles un poco.

Llegó el día. Lunes de la última semana de agosto, todo tranquilo. A lo largo de la mañana y tarde, los asistentes venidos de otras ciudades fueron llegando, algunos se alojaron hasta la hora y otros dando un paseo por la ciudad. A eso de las seis de la tarde, se dio cita a las parejas que residían en la ciudad. Se habilitaron dos salas pequeñas junto a la principal, para que se pudieran cambiar de ropa. A las ocho, todas estaban en el comedor. El presidente les dio las gracias por venir y un pequeño discurso. Las mujeres con vestidos de noche muy atractivas y agresivas, no eran vestidos como para una fiesta en casa de un embajador o como para una boda, vamos. Los hombres, todos muy de sport marcando brazo y abdominal.

Una cena con platos muy ligeros como habían solicitado, muy pocos vinos y cervezas, más refrescos y bebidas no alcohólicas.

A las diez partíamos hacia el club en los autobuses, todo sobre el horario previsto.

La noche era exclusiva para la fiesta y se preparó todo según lo acordado. Según se llegaba y bajaban del bus, las azafatas y azafatos dirigían al personal hacia el jardín exterior que poco a poco se fue llenando, contábamos con eso y que la gente no tardaría en desplazarse a las zonas VIP y a las comunes de interior. La DJ pinchaba música ambiental y según avanzaba la fiesta cambio de ritmos más acordes. Todo el personal, camarer@s, azafat@s, gogós y relaciones públicas vestían de blanco total y cuando digo total es así, vestimenta, guantes y maquillaje blanco, la Interacción tenía que ser cero. Las bandejas de bebidas y canapés circulaban solo por el jardín, tenía varios puntos con mesas de pie y camas VIP y también una barra que suministraba copas para las parejas que preferían relacionarse junto ella.

Habían pasado dos horas y la fiesta marchaba estupendamente, dos horas que me daban para reafirmarme y ver cómo funciona este grupo de gente a la que considero bastante hipócritas incluso entre ellos.

Para poder ser admitidos tienen que cumplir con varios requisitos, una edad hasta los 40 máximo, un físico trabajado de gimnasio, sobre todo para ellos, para ellas estar buenas dentro de sus cánones, chicas de gimnasio o no, pero delgadas y una estatura digamos generalizada en uno setenta y algo, eso sí, todos bien cuidados, nada de pelo largo, barba y tenían que estar morenos destacables todo el año. Algunos tienen buenos trabajos y manejan nivel, otros no tanto y se desplazan menos. Aquí ya damos pistas de cómo se hacen los corritos. Y repito que me parece todo hipocresía sectaria por lo siguiente: personas gorditas descartadas, personas bajitas descartadas, con poco nivel si cumples con las anteriores pautas puedes entrar, pero difícil en algunos corritos. Y pienso yo… una chica con la regla se hincha, con 20 no es igual el cuerpo que con 40. Chicos el pelo se cae, se engorda un poquito, si te pasas con las pesas también tomas volumen. Una asociación efímera con fecha de caducidad, formada por niños bonitos y caprichosos que juegan a ser elite. Me dan grima y no pena, pero bueno me interesa la pasta que les vamos a sacar.

Mi socio un poco alterado con todo el cambio en su local, pero al mismo tiempo tranquilo por ver qué salía bien.

Hanna entró en la oficina y nos comentó que las salas del interior estaban a pleno rendimiento, la gente hizo sus corrillos, unos follando en las salas acordes para ello, otras parejas bailando en la pista y en el jardín las más tranquilas disfrutando de la velada, la música y la compañía.

La noche fue avanzando sin incidencias, tampoco podemos comentar lo que pasaba en cada lugar porque mantuvimos un perfil profesional sin interferir en nada. Los chicos, muy guapos y ellas de romperse.

A las siete de la mañana era la hora establecida para subir a los autobuses de regreso y con la partida del último nuestro trabajo terminaba.

En la oficina, mi socio me felicitó por el éxito, pero él también se sintió raro, a él le gusta relacionarse y hablar con la gente, pero en esta fiesta eso estaba descartado.

…¡La próxima la hacemos con gente más campechana, sin chorradas, sin tanta gilipollez! Me decía sin dejar de hacer aspavientos.

Casi las nueve cuando salíamos del local. Hanna muy cansada y se dormía de pie me pidió ir a dormir a mi casa. Nos despedimos de todos y subimos a un taxi.

Nada más llegar a casa una ducha, un Cola Cao con galletas y a la cama. Mañana sería otro día.

Día que despertamos juguetones, día que disfrutamos sin necesidad de salir.

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