22-Reencuentro con Ainhoa

En la etapa de trabajar en Madrid me tocaron algunos meses bastante duros de trabajo. Hicimos un acuerdo de trabajo con una empresa fuerte en Hispanoamérica y me toco desempeñar el cargo de director comercial para destino América, por lo que me tocaba viajar muy seguido al otro continente.

Dos semanas por Brasil y Cuba, si, esos dos países que todos sueñan con poder visitar algún día, pero cuando es por trabajo es muy diferente.

Entré a Brasil por São Paulo donde estuve dos días con reuniones, de ahí volé a Salvador de Bahía para una visita comercial a proveedores y ese mismo día el vuelo a Fortaleza. Feria internacional de turismo BNTM 2007 en el Centro de Convenciones. Dos días de feria intensos y el tercero tomamos una avioneta con destino a visitar Jericoacoara en el mismo estado de Ceará, donde pudimos quedarnos una noche. Un lugar idilio, mar, playa y selva, tan apartado que no llegan las carreteras asfaltadas.  Regreso en vuelo a São Paulo y desde el aeropuerto internacional Guarulhos vuelta a España. Llegué a Madrid-Barajas a las 11h donde me esperaba mi socio con otra maleta, salón VIP, una ducha, cambio de ropa, comer algo y a las 16,30h tomaba otro vuelo con destino La Habana, feria de turismo FITCUBA en el Castillo Morro-Cabaña en La Habana. Tres días en Cuba y vuelta.

De regreso a España, me quedé dos días en la oficina de Madrid porque tenía que arreglar temas y dije basta, me voy una semana a mí casa que necesito desconectar y descansar. Al día siguiente en la mañana tomaba un tren a mi ciudad. A primera hora de la tarde, bajé a tomar un café a la cafetería de Ainhoa que al verme dejó todo y corrió a darme un abrazo y un besazo.

…¡Pero bueno! ¿Cuándo llegaste?

¡Esta misma mañana!

…¡Qué bueno!

¡Me he tomado una semana de relax que necesitaba desconectar!

…¡Bueno, bueno! ¡Desconectar si, de relax, relax no todo, que tú y yo nos vamos a ver mucho!

Ainhoa y sus tiradas, era única, le encantaba ponerse morbosa cuando hablaba conmigo.

Llevábamos un par de horas hasta que nos quedábamos solos en la cafetería, me comentó alguna de sus aventuras, rollos ocasionales y que actualmente tenía un rollo de juegos con una chica, aunque no eran pareja fija. Habían pasado ya unos meses desde la última vez que nos vimos, estaba cambiada, se había rizado el pelo y más delgada.

Estábamos muy a gusto, pero tenía que retirarme, tenía pendiente la compra en el super para estos días.

 ¿Te apetece si quedamos mañana viernes? Pregunté.

…¡Si! ¡Me encantaría!

¡Te paso a buscar a las nueve y nos vamos a cenar!

Me despedí y puse rumbo al supermercado. Como andaba un poco perdido de las novedades de mí ciudad, esa noche busqué por internet donde podíamos ir a cenar, seleccioné un asador que tenía buena referencia y que no conocía, llamé e hice la reserva para la cena.

La tarde del viernes, me di un buen paseo por un parque cercano a casa y para las ocho de la tarde me comencé a preparar y a la hora acordada entraba en la cafetería. Ainhoa ya estaba lista y dando indicaciones a su compañera empleada para que se encargara de todo.

…¡Elena cierra y mañana abre! ¡Yo entro de tarde a cerrar!

Al salir, tomamos un taxi que nos llevó hasta el asador.

La cena transcurrió muy bien divertida, me puso al día contando sus desventuras con algunos chicos y que no acabaron muy bien por culpa de los terribles celos y que no gustaba mucho que una chica sea la dominante. Su tendencia por las chicas no era una noticia para mí, me comentó que había conocido en un bar de ambiente a una chica. Daniela, de veinticinco años, que vestía siempre en plan gótico y fue lo que le atrajo de ella cuando la vio, que también dio entrada para conocerse, le gustaba su estilo y eso la llevó a que descubrieran los gustos ocultos de Daniela y las aficiones morbosas de Ainhoa. Para qué queríamos más. Ainhoa con sus gustos de dominación y se junta con Daniela que le atraía las cruces, lo oscuro y la sumisión, una mezcla explosiva. También era camarera lo que hacía que pudieran coincidir en horarios.

…¡Es muy divertido! ¡Nos vemos mucho y sin malos rollos!

La mazmorra que tenía montada en su casa daba mucho juego y me dio buena cuenta de ello.

…¡¿Qué te parece si la llamo y montamos algo esta noche en mi casa?!

¡Si te apetece que nos divirtamos!

Sacó el móvil y llamó.

…¡A las once en mí casa! ¡Tendremos un rico postre para los dos!

A las diez y media llegamos a casa de Ainhoa, nos sentamos en el sofá con unas copas y un poco antes de la hora, Ainhoa se fue a cambiar para la ocasión.

Entró a la sala deslumbrante, el pelo recogido en coleta, corpiño negro, tanga de licra negra y botas de licra rojas hasta la rodilla.

No tardó mucho en sonar el timbre de la puerta y Ainhoa entraba en la sala con su amiga.

…¡Te presento a Daniela! ¡Mi juguete!

Daniela era una chica muy delgadita, un poco más alta que Ainhoa, venía vestida de un gótico muy sexy con un vestido negro con vuelo plisado tipo minifalda que dejaba libres las piernas y hombros descubiertos, botas negras tipo Dr. Martens, un collar ancho con una hebilla metálica plateada, labios pintados en negro, sombra de ojos violeta y pelo corto a lo militar, mi ajustada a lo que me había descrito de ella.

Me levanté a saludar y dos besos invitándola a sentarse con nosotros. Pasará un rato muy ameno hablando los tres y me pareció una chica super inteligente, no solo trabajaba de camarera, también estudiaba arte y diseñaba su propia ropa.

Ainhoa pronto comenzó a sacar su imagen dominante, se levantó del asiento, se acercó a Daniela y acariciaba su cabeza como su mascota, su juguete. Comenzó con unos juegos de humillación suaves marcando su postura de dómina. La colocó de rodillas, abrió su boca y pidió que sacará la lengua, que acaricio con el dedo índice. Con la pequeña fusta que tenía en la mano fue dando pequeños y flojos toques por todos los puntos de su cuerpo al tiempo que daba una vuelta alrededor de ella. El palo de la fusta se posó sobre la lengua y pidió que lo chupara bien, como si de una polla se tratase. La forma de referirse a ella fue cambiando y la rebajaba con comentarios guarros.

…¡¿Estarás sin bragas como te pedí?!

…¡Si, mi ama! inclinaba la cabeza sin mirar nunca a los ojos.

Se colocó detrás y con la fusta, levantó la falda, quedando su blanco culito al descubierto. Acercó la mano al centro de sus nalgas hasta llegar a frotar el coño y exclamó.

…¡Ya estás mojada y sin mi permiso! ¡Voy a tener que ser un poco mala contigo!

Colocando un cuenco en el suelo pidió a Daniela que se pusiera en cuclillas encima.

…¡Quiero que orines en el cuenco y mires a Carlos cuando lo hagas!

La chica obedeció, sin quitar la vista de mí, al poco comenzó a orinar. Era muy excitante ven como lo hacía, su cara tomaba un color rosado por el rubor, pero obedeció sin réplica.

La chica seguía estando de rodillas y se giró la mirada buscando aprobación.

…¡Ponte de pie y quítate el vestido!

Se puso de pie y en dos movimientos tenía fuera el vestido y seguido el sujetador negro que contrastaban con el blanco leche de su cuerpo. Ainhoa tomó una cadena y la enganchó a la hebilla del collar de Daniela.

…¡¿Te gusta que panterita tengo?!

Paseaba su juguete por la sala, desnuda y gateando. Dio una orden para que estuviera quieta y por un momento salió de la sala, al poco volvía a entrar con una caja de cartón abierta y llena de juguetes eróticos. Tomó un dilatador anal, lo untó de lubricante y seguido lo fue introduciendo en el ano de Daniela que soltó una pequeña queja de la molestia. Acariciaba las pequeñas tetitas, de sus pezones colgaban dos piercings en aro y los unió con una fina cadena.

Ainhoa quería primero jugar fuerte con ella y que después fuera nuestra sirvienta para todo mientras echamos un polvo loco.

¡Me parece bien! ¡Tú, marcas el ritmo! Respondí.

Gateando, la fue acercando hasta donde estaba sentado. Dio una orden y Daniela me desabrochó el pantalón y con la mano saco mi polla, la acaricio y acerco a la boca jugando con la lengua hasta que la metió de golpe en la boca. Ainhoa no perdía tiempo, con una mano movía el dilatador en el culo de Daniela que por la acción rebosaba jugos anales que se deslizaban por las nalgas, con la otra mano, sus dedos pringados de lubricante jugaban en la entrada del coño. Con los movimientos de exploración iniciada, la boca de Daniela daba cambios un poco bruscos sobre mi polla al notar que taladraban su interior.

Sus ojos comenzaban a cambiar y cada movimiento le hacía más difícil el ritmo de una manada. La cara de Daniela cambiaba al sentir la llegada de un orgasmo, los flujos corrían sin control por sus piernas. Ainhoa cambio de juego, retiro el dilatador anal quedando un buen agujero y su mano se encargó de ir cubriendo de nuevo el hueco. La mano pringada de lubricante entraba suave en el ano, ese culito blanco como la leche abierto y penetrado, la mano entraba y salía cada vez con más intensidad. Ainhoa estaba muy cardíaca y se ensañó un poco con ella, tuve que dar un toque para que se relajara. Separé la cabeza de Daniela de mi entrepierna dejándola respirar y perderse en sus sensaciones, tenía la cara y la mirada desencajada.

Me arrodille junto a Ainhoa, colocándome a un lado del culo de Daniela, puse mis manos sobre las de Ainhoa y le pedí que fuera más suave, bajando el ritmo de inmediato y dando un poco de relax a su juguete que había estado por agotar. Para relajarla llevé mi mano al coño de ésta y lo acaricié muy suave. Daniela fue bajando la presión dejando caer la cabeza sobre el sofá, en poco estaba recuperada y lista para seguir jugando.

Ainhoa se colocó un arnés con una enorme polla de goma colocándose por detrás de Daniela y se la fue follando, la chica gemía cada ver más fuerte. No sé qué pasaba, pero estaba un poco alterada y lo estaba trasladando a la chica. Las envestidas eran fuertes, llegando un momento que Daniela mencionó “me haces mucho daño” y freno la penetración dejando que la chica descansara.

La siguiente orden fue para estar de rodillas junto a la cama hasta que fuera requerida.

…¡Vamos a por un polvo! Me dijo.

Nos tumbamos los dos sobre la cama, comenzamos a comernos la boca con intensidad y un poco agresiva. Ainhoa estaba muy cardíaca y se notaba en la brusquedad, primero con Daniela y ahora conmigo. Follando me llegó hacer daño, estando encima de mí en cuclillas se giró para ponerse de espaldas sin sacar mi polla y el giro me dolió, a lo que di un nuevo toque de ir suave. Llego a tener un orgasmo, se quitó de encima de mí, tomando la cabeza de Daniela la acerco a mí polla y le dijo.

…¡Limpia todo guarra!

¡¿Estás bien?!  pregunté.

…¡Un poco rabiosa pero no es por vosotros! ¡He tenido un mal día, lo siento me he pasado!

¡Tengo la solución para eso y si me das permiso para utilizar tu juguete a tu favor…!

La puse de pie, até sus manos y con una venda negra en sus ojos.

¡Déjate llevar, vale!

Retiré la poca ropa que tenía quedando totalmente desnuda y la coloqué sobre la mesa con el pecho apoyado delante, con una cuerda sujeté sus manos a las patas delanteras de la mesa y las piernas a cada una de las traseras quedando inmovilizada.

Ofrecí mi mano a Daniela para que se levantara y se acercara a mí.

¡Vas hacer lo que yo te pida y no te niegues!

Coloque una paleta en su mano y pedí que azotara las nalgas de Ainhoa, en un principio se negó y dio un paso atrás, la tomé de la cintura acercándola más, tomé su mano y dirigí el golpe contra la nalga de Ainhoa.

¡Estate tranquila y sigue suave!

Volvió a dar un azote más y su carácter fue cambiando a relajado. No fueron golpes de dolor, más bien de crítica a la carga de Ainhoa.

Tomé de nuevo su brazo y la coloqué debajo de la mesa.

¡Quiero que lubriques con tu lengua el coño de tu ama y cuando la penetre y la saqué, limpias mi polla!

Me coloque detrás de Ainhoa, deje caer un chorrito de lubricante por encima de las nalgas y con mi mano lo esparcí hacia su vagina, orientando mí polla a la entrada del coño fui poco a poco penetrando en su interior, logrando un pequeño grito por su parte. Seguí entrando y saliendo de su coño mojado un buen rato. Saqué la polla para relajar un poco y en décimas de segundo la lengua de Daniela se encargaba de limpiar el coño. Tomé su cara con una mano, me encantaba la mirada inocente, con los dedos abrí la boca y mi polla entro suave. Una vez mojada, volví en busca del ano de Ainhoa que se fue abriendo poco a poco. Por debajo, la lengua de Daniela se encargaba de tener el coño bien lubricado.

Ainhoa estaba dando espasmos cada vez más intensos y las corridas comenzaron a llegar, Daniela recogía todo lo que salía y llego un momento que la leche corría por la cara y sus ojos.

Estaba muy excitado, salí del culo, agarré a Daniela y la coloqué en la mesa sobre el cuerpo de su ama, sin pensar mucho, comencé a follarla, las embestidas eran intensas y la chica gemía fuerte, pedía más y más.

Cuando me corrí tomé su cabeza y la obligué a limpiar la polla con la boca. Desaté a Ainhoa y pregunté si estaba más calmada y me dijo que el cambio de roles le había venido bien.

Tomó del brazo a Daniela y se la llevó al baño para limpiarla, yo mientras me tiraba en el sofá para poder recuperar el aliento. Al cuarto de hora regresaban a la sala. Ainhoa se había puesto la parte de arriba de un pijama y sin nada debajo, a Daniela la vistió como una sirvienta con faldita de volantes, una cofia y nada más.

Nos tumbamos en el sofá viendo una peli, Daniela chupaba los dedos de los pies y cuando se lo pedía su dueña, jugaba con mi polla o el coño de Ainhoa. También nos traía la bebida. Cuando me volvió apetecer, la puse a cuatro patas y me la follé mientras Ainhoa se masturbaba mirando la escena.

Cuando nos quisimos dar cuenta eran ya casi las seis de la mañana, nos quedamos a dormir todos juntos, me encantó dormirme con la mano en el coño de Daniela.

En la tarde regresé a mi casa y lo que quedó del fin de semana me desconecté del mundo.

Me llamo Ainhoa el domingo a la noche para preguntar si estaba bien. Con su alegría de siempre y me decía que no me relajaría tanto que una semana tenía que dar para mucho juego. Ya me estaba entrando miedo dejar que ella se encargará de organizar algo.

Me comentó que Daniela estaba alucinada, alterada y que repetiríamos.

…¡Mañana lunes a las cinco pasa a recogerme!

La mañana de ese lunes la pasé dando vueltas en mi cabeza, que se le habría ocurrido a esta loca. A las cinco de la tarde estaba en la cafetería, no me dejó ni tomar nada. Me agarró de la mano y nos metimos en su coche. Salimos de la ciudad por la autovía y llegamos a un conocido pueblo a 30klm de nuestra ciudad. Aparcamos a las afueras de una casa unifamiliar que desconocía por completo quién podría vivir allí, bajamos del coche y Ainhoa llamó a la puerta. Salió a recibirnos una chica que por unos segundos no reconocí porque no lo esperaba y al instante reaccioné.

¡Joder, Elena! ¡No te había conocido!

Su pareja. Aitor, salió detrás de ella a saludarme.

Que sorpresa, una pareja muy amiga mía que nunca faltaban en el club y que llevaba un montón de tiempo sin ver.

¡Pero qué trampa me has preparado Ainhoa!

Ainhoa conoció a esta pareja en la fiesta privada de la casa rural.

…¡Elena y yo hablamos mucho, comentamos que estabas aquí y nos invitaron al café!

La verdad que me lleve una gran sorpresa, esta pareja me apoyó mucho sobre todo cuando estaba algo jodido en el Club y les aprecio un montón. Participaron en muchas fiestas y encuentros muy divertidos.

…¡Desde que nos conocimos en la fiesta, quedamos varias veces y nos hemos hecho muy amigos! comentó Ainhoa.

Me encantó que si hubieran hecho amigos y se llevaran también.

Nos sentamos en el sofá y sacaron unos cafés con unos dulces que tenían preparados para la ocasión. Nos tiramos un buen rato hablando de cómo me iba a mí en Madrid y de ellos en el mundillo, para mí sorpresa, habían frenado mucho, solo mantenían encuentros con Ainhoa y Daniela y con una pareja de la ciudad que yo no conocía.

Las dos chicas desaparecieron y nos quedamos hablando Aitor y yo. En la conversación hablamos de Daniela. Aitor me dio información sobre esta chica, el proceso de los encuentros y juegos entre los cuatro. Era muy divertido tenerla como juguete y su rol de sumisa complaciente, lo mejor era que a ella le encantaba y se notaba que estaba muy enganchada por Ainhoa.

Al poco, de nuevo entraron en la sala las dos chicas y muy guerreras. Las dos casi a juego con una lencería minúscula, tanga muy pequeño en negro tipo brasileño y tiras de cuero en forma de corsetería negra.

Hacía tiempo que no veía el cuerpazo de Elena y me sorprendió lo buenorra que se había puesto. Las dos se quedaron en el sofá situado enfrente al nuestro y nos regalaron un buen espectáculo lésbico para calentar el ambiente.

Los morreos eran intensos entre ellas. Ainhoa tomaba el control del juego, con una mano sujetaba la cabeza de Elena y con la otra masajeaba el pecho. El ambiente cada vez se ponía más caliente. Con la mano guío a Elena para que se recostara, comenzando a besar su cuello e ir descendiendo por el cuerpo de ésta hasta llegar a su entrepierna apartando el diminuto tanga. La lengua tomó contacto con el coño de Elena que gemía de placer a cada movimiento. Ainhoa era una máquina, la cara de Elena se descomponía por momentos. La mano tomó el relevó a la lengua y en nada los dedos se introducían en el coño que chorreante. La follada con los dedos era intensa y no tardó en llegar el orgasmo al tiempo que el cuerpo de Elena se curvaba por convulsiones y el grito fue monumental. Ainhoa no dejó mucho para relajarse y volvió a comerla el coño lo que hizo que no dejara gemir en un buen rato.

Nosotros estábamos muy calientes observando el show, tanto que no me di cuenta que Aitor ya tenía la polla fuera y se estaba frotando. Ainhoa estaba hambrienta y se fue hacía él colocándose de rodillas entre sus piernas, tomó la polla y se la metió en la boca.

Elena respiró profundamente buscando unos segundos de recuperación, me miró y se acercó sentándose en mis piernas, nos dimos un buen morreo. Las tetas de Elena no eran muy grandes, mis manos las cubrían bien y era un gustazo acariciarlas. Pellizcar los pezones le hacía dar movimientos reflejando placer, así como pequeños quejidos que se escapaban de su boca. Sus manos se perdían en mi bragueta buscando mi polla, sin apenas darme cuenta ya estaba dentro sintiendo la presión y humedad de su coño. Me estaba follando sin apenas darme tiempo de reacción.

Se echó la cabeza y espalda hacía atrás cuando llegó un orgasmo, la contracción de la pelvis aprisionaba por momentos mi polla. Sin liberar su presa, se relajaba volviendo a comer mi boca.

Ainhoa gemía fuerte colocada a cuatro patas en el suelo. Aitor la estaba follando fuerte por detrás.

Ya recuperada. Elena me quitó la ropa que aún quedaba puesta. Dejé que se recostara en el sofá y me dirigí a comer el depiladito y húmedo coño. Así estuvimos un buen rato hasta que no aguanté más. Me coloque encima introduciendo mi polla en un duro golpe que como respuesta me llegó un “despacio que me rompes”.

La corrida fue bestial dejándome caer sobre el pecho de Elena y seguido a un lado de ella, no me pude relajar mucho cuando noté que Ainhoa se metía mi sensible polla en la boca limpiando todo el esperma, las contradicciones de mi cuerpo eran intensas y rompedoras. Todos estábamos exhaustos y tirados buscando recuperarnos.

¡No me acordaba que era estar con estas dos fieras! comenté.

Tomamos unas cervezas mientras nos íbamos recuperando al mismo tiempo que hablamos. Elena encendió la televisión y en nada teníamos las imágenes de una película porno.

La escena era de una tía penetrando a otra con un arnés.

…¡Pues yo lo hago mejor que esa! la respuesta de Ainhoa.

Elena soltaba una risa cómplice y respondía.

…¡Eso tendrás que demostrarlo!

Paso un buen rato que nos sirvió para descansar, hicimos unas risas comentando las escenas de la película. Pero la cosa se fue calentando nuevamente y esta vez decidimos jugar en grupo. Elena se prestó a ser el juguete y Ainhoa la que marcaría el juego. Colocó el juguete a cuatro patas sobre un puf en el centro de la sala y seguido, vertiendo un chorro de lubricante sobre el centro de las nalgas que empapó el ano y el coño.

Los dedos de su mano comenzaron a jugar en los agujeros de Elena, el brillo del lubricante fue cubriendo dedos y mano penetrando con facilidad. La respiración del juguete cambiaba a cada introducción, en poco, el ano estaba dilatado y entraban varios dedos juntos. Al mismo tiempo, con la otra mano acariciaba el clítoris. Los dedos dieron paso a que toda la mano fuera la que follaba el culo de Elena. Una vez abierto el paso y bien lubricado, los movimientos de entrada y salida fueron tomando ritmo, los gemidos eran intensos. Aitor no se aguantaba más y colocó su polla en la boca de Elena que chupaba con ganas.

El culo del juguete comenzó a tener un flujo intenso de la corrida anal que llegaba. Ainhoa me miró y me dijo.

…¡Ahora! apartándose a un lado.

Me coloque detrás y me la folle por el culo con fuerza hasta que llegué a correrme en su interior. Aitor tomó el relevo introduciendo la polla en el caliente culo. Elena estaba muy salida pidiendo más fuerte al mismo tiempo que repetía orgasmos anales. No tardó mucho en correrse y dejarse caer a un lado. Ainhoa estaba preparada con un arnés con la polla de goma y tomó su turno penetrando el abierto ano. Elena pedía y pedía, no tenía fin. Pasado un buen rato. Ainhoa agotada se apartó a un lado, tomé un vibrador y se le introduje en el coño para que llegara a correrse y se quedara a gusto.

Elena se tumbó en el suelo y mirando a todos con la cara desencajada no hacía más que repetir, ha sido bestial.

En la noche al regresar, Ainhoa me pidió quedarse a dormir conmigo.

¡A dormir si! ¡A follar, mi cuerpo no da más!

Nos acostamos y como ella era incombustible, me estuvo comiendo la polla mientras veíamos la tele en la cama.

Unos días después, volvimos a quedar para follar.

Terminó la semana de descanso que me había tomado en el trabajo, que de descanso poco.

Lo pasamos muy a gusto, eso sí.

“Los comentarios están desactivados para evitar SPAM. Si deseas dejarme algún comentario utiliza el formulario de contacto.”